domingo, 11 de enero de 2009

perdida

No se lo que me pasa, no consigo conciliar el sueño. Un cosquilleo recorre mi cuerpo, como si cientos de hormigas me devoraran. Me miro, no acabo de reconocerme algo me ha pasado, creo que esa fuerza que brillaba en mis ojos y me calentaba el alma esta desapareciendo, no he luchado en grandes batallas, no he cazado dragones, ni derrotado a ningún villano. Lo mío es una lucha diaria, día tras otro. Contra mi misma, desearía no haber hecho aquello. Seguir siendo inocente, con el alma tranquila. Aquel día todo cambio, mi corazón descubrió el dolor Hay un huracán rodeándome, acosándome, persiguiéndome. Nunca volveré a ser aquella niña. Desaparecí en la oscuridad de la noche. Disimulando las lágrimas con la lluvia, que caía despacio, empapándolo todo. Confundiéndome con la gente que paseaba por la calle, Sin fijarse en otra cosa que ellos mismos. Incapaces de sentir empatía. ¿Porque no me vio nadie? ¿Porque no me miro nadie? Si lo hubieran hecho, habrían visto que me extinguía, solo hacia falta mirarme a los ojos para ver que por ellos escapaba mi alma. Lavo mi cuerpo con fuerza, intentando borrar recuerdos. Borrar recuerdos, para limpiar pecados. Me pregunto si estuvo mal, si de verdad fue pecado. Solo seguí mis instintos. Deje brotar la ira, el deseo, el miedo, el placer… No hay placer sin dolor Ni dolor sin placer Sentir como los instintos se adueñan de ti. En mis manos aun siento el frío del metal. El aroma a sangre invade mis sentidos.

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